martes, 15 de mayo de 2018

“Esto fue lo que pasó en Rubio con Bernal”

Artículo exclusivo para PuntodeCorte.com

Sebastiana Barráez

@SebastianaB

15/05/2018

La muerte, a manos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), cuerpo perteneciente a la Policía Nacional Bolivariana, de Carlos Manuel Tarazona Medina, conocido como “Cocha” en Rubio, municipio Junín del Táchira, quien era dueño del matadero “Baritalia”, ha causado la agudización de las dos caras en las que se divide la sociedad venezolana. En las dos hay mentiras extremas y verdades crudas.

Todo comenzó cuando Freddy Bernal, mal llamado Protector del Táchira, ministro de Agricultura Urbana y Coordinador Nacional de los CLAP, luego de que ha hecho recorrido y acciones por varios municipios, llegó a Rubio. Si algo resultó de esa visita es que cuando la corrupción, la violencia, la tolerancia ante los grupos armados, el enseñoramiento de mafias, la complicidad de políticos y el silencio a conveniencia, se imponen, es muy difícil pretender arrancarles un pétalo.

Las críticas

  • Lo más álgido contra el ministro, por parte de dirigentes políticos y gente común, es que el ministro llegue con hombres fuertemente armados, y no con pistolitas sino con armas de guerra.

  • Que llegue rompiendo candados, deteniendo a personas sin orden alguna y confiscando dinero, bienes, etc. Y eso lo hace sin cumplir con el proceso legal a través de tribunales y Ministerio Público.

  • Y que el FAES haya matado al ganadero Tarazona Medina, en un extraño procedimiento.


Desglosemos esas tres razones:

El argumento de los hombres armados es hipócrita. La frontera es un territorio donde hay varios grupos armados, que han ejecutado secuestros, extorsiones y sicariatos. Entonces, no puede Bernal asumir que después de haber tocado varias de las mafias del dinero, el contrabando y la extorsión, puede andar libremente por las calles, sin el riesgo de un atentado. Esos hombres que lo acompañan solo están tratando de dar una demostración de poder de fuego. Quizás lo censurable es que se haga acompañar de Ángel Márquez, el alcalde de Rubio, luego de que éste es señalado por tener relación con un grupo llamado colectivo del sector “La Quiracha”, que exhibió armas públicamente para enfrentar a quienes protestaban en las llamadas guarimbas y del hoy alcalde hay quienes aseguran haberlo identificado cuando andaba encapuchado y armado.

La segunda crítica no tiene razón de ser. Se los explico. Al mercado municipal de Rubio y al mercado “Los Carapos” varias veces intentaron ingresar fuerzas del orden público. El anterior alcalde, proveniente de las filas de Copei, no pudo con esas mafias imperantes. Incluso cuando llegaban a hacer inspecciones, los dueños de los puestos más importantes, recibían previamente la información, de parte de policías o militares, por lo cual procedían rápidamente a cerrar y así evitaban la inspección.

Esta vez, Bernal decidió pasarse por alto el detalle de algunas de las cerraduras volándose los candados. Así encontró un lote importante de dinero: bolívares, pesos y dólares. Esa mafia del mercado no solo cartelizó los precios de los productos, sino que revende los alimentos regulados a precios de bachaqueros. Ellos imponen precios, amenazan y no permiten el libre juego de la oferta y la demanda. Ahí solo pasa un puñado de puntos bancarios y se impuso un precio para quien pague el producto en efectivo y cuesta lo doble si es por transferencia o tarjeta. Pasó de ser un pueblo de gente sencilla y humilde a un pueblo acorralado por delincuentes.

Lo que no vio, porque no tuvo tiempo, es cómo un grupo de gitanos, que apareció hace unos pocos años en el pueblo, nadie sabe cómo ni por qué, han comprado gran cantidad de propiedades, bienes muebles e inmuebles. y han instalado negocios que en el papel vende millones de bolívares, imposible en la realidad en una ciudad que apenas sobrevive con un par de fábricas pequeñas y un volumen alto de institutos de educación.

Si observan el video que Bernal publica a través de su cuenta Twitter donde habla de lo que sucede en el mercado municipal, observaran la satisfacción de mucha de esa gente humilde, conocida en el pueblo, que aplaude ante las acciones ejecutadas.

Por otra parte, también es hipócrita criticarle que el procedimiento no se ha cumplido ajustado a la Ley. ¿Acaso no es la administración de justicia una de las instituciones más expuestas por su parcialidad? De todas maneras hay que destacar que quienes acompañan a Bernal no son solo hombres armados, sino funcionarios e incluso representantes del Ministerio Público.

El tercer elemento, y quizá el que ha causado más ruido, ha sido la muerte del dueño del matadero Baritalia.

Quizá nunca he visto tanto grito airado por parte de diputados, dirigentes políticos locales y hasta nacionales, concejales, etc. ante un hecho sucedido en Rubio. Y han sucedido hechos atroces. Por ejemplo, en Rubio cayeron jóvenes asesinados en las guarimbas (uno de la UPEL y otro del IUT), así como varias personas víctimas del sicariato en distintos lugares de la ciudad. Algunos por no pagarle vacuna a los paramilitares “Águilas Negras”, “Los Rastrojos” o “Los Urabeños”. Otros han sido secuestrados, algunos como el padre de Porfirio Dávila no han aparecido. Han asesinado militares, como dos oficiales que mató el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el sector Baritalia, casualmente donde está el nombrado matadero. Gran parte de los comerciantes y productores paga vacuna a la guerrilla y/o a los paramilitares. Han estallado explosivos en determinados sitios, incluso uno de ellos mató a Jairo Roa, un funcionario de inteligencia infiltrado en uno de los grupos paramilitares.

Rubio ya casi no tiene transporte, la inflación es brutal, el hambre es la peor amenaza, la asistencia médica se tambalea, pero jamás ha salido tanta gente a reclamar como lo hacen ahora argumentando algo válido: a Tarazona no tenían porqué asesinarlo, en un hecho que no está claro. Y uno no tan válido: era buena persona, el más destacado ganadero de rubio y ayudaba al pueblo.

Nadie duda que fuera buena persona, aunque no hay quien explique cómo es que siendo ganadero no se sabe en qué hacienda tenía las reses. La más común de las excusas es que ayudaba a las universidades con donaciones, a la gente porque vendía la carne más barata, etc.

Ahora bien, lo que se ha extendido como un gran velo es que para el matadero de Baritalia subían camiones de ganado en horas nocturnas, y que la proporción de lo que subía jamás se compara con la carne distribuida en el pueblo.

Pero un hecho más sombrío aún. Se pretende silenciar, por los actores políticos, que el sector de Baritalia está controlado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tiene ahí uno de sus reductos más importantes en el Táchira. Ellos no solo están uniformados y con armas, incluso más poderosas que las usadas por los hombres de Bernal, ellos están instalados, controlan el paso de quién entra a ese sector, dirimen diferencias entre vecinos, cobran su vacuna y manejan el contrabando del ganado y otros productos hacia Colombia.

Uno puede entender que María Corina Machado declare desconociendo lo que sucede ahí, pero no es el caso de la gobernadora Laidy Gómez que además es de Rubio, ni del diputado Franklin Duarte, ni del concejal  Horacio José Pérez, ni de dirigentes sociales y políticos del municipio. ¿Por qué no dicen que el ELN está ahí? Ah, ¿será porque ese grupo tiene manera de imponer el silencio?

La otra historia

Pero si el bando de opositores acomoda la historia a su gusto, Freddy Bernal hizo lo propio. Reveló hechos como “A este señor (Tarazona) se le daba guía para matar a 800 animales al mes y solo 200 eran vendidos en Rubio y 600 iban hacia el contrabando de extracción por las innumerables trochas que hay en la frontera colombo venezolana”.

Indicó que “el alcalde (Márquez) lo llamó (a Tarazona) para indicarle que bajara el precio de la carne. Como el señor no la bajó, el alcalde hizo una resolución: que si se hacía matanza, tenía que colaborar con la ZODI para hacerle seguimiento a la carne. El señor le mandó a decir al alcalde que quitara esa resolución o dejaría de ser alcalde. ¿Qué deducen ustedes, que el señor iba a destituir al alcalde? No, sencillamente que iba a mandar a asesinar al alcalde”.

Es posible que Tarazona haya respondido así al alcalde, pero deducir que lo iba a asesinar es temerario.

A eso se la suma una nota que circuló a través de las redes sociales, indicando que el matadero de Baritalia “fungía bajo las directrices del comandante paramilitar alias Pitico. Fuentes ligadas a la investigación también lo vinculan como un presunto financista de las protestas que ocurrieron el año pasado en la región andina y con cómplices en el Ejecutivo regional”.

Dijo Bernal que los funcionarios llevaban una orden de aprehensión de la Fiscalía contra Tarazona, “porque elementos de inteligencia señalaban que él es financista de grupos paramilitares en la frontera, y es financista de grupos de derecha en Táchira”. Lo señaló de capo y aseguró que accionó un arma contra la comisión, que le disparó.

No me explico cómo Bernal se atreve a decir que Tarazona era el “financista” de una “Organización Paramilitar de la Frontera”. Su versión se contradice en los hechos, porque Bernal no quiere mencionar que el matadero está en el sector controlado por el ELN e incluso es posible que sólo con consentimiento de la guerrilla el FAES pudiera pasar hasta el matadero Baritalia.

Durante los hechos en los cuales le dispararon a Carlos Tarazona, estaban presentes cuatro fiscales del Ministerio Público, que deben explicar si el procedimiento policial estuvo ajustado a derecho.

Algo extraño sucedió ahí

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